Las fajitas tienen un origen fronterizo entre México y Texas, donde se popularizaron como una preparación práctica y sabrosa. Tradicionalmente se hacen con tiras de carne asada, aunque hoy en día también se preparan con pollo, camarón o vegetales.

Se cocinan con cebolla y pimientos morrones, que al saltearse liberan un aroma irresistible. El resultado se sirve en tortillas de harina calientes, listas para enrollar y disfrutar con guarniciones como guacamole, crema agria o salsa picante.

Su estilo interactivo, donde cada comensal arma su propia fajita, las hace especialmente populares en reuniones y restaurantes. Es un platillo que fomenta la convivencia y la creatividad a la hora de comer.

Aunque son un símbolo tex-mex, las fajitas conservan la esencia de la cocina mexicana al resaltar el valor de las tortillas, la carne bien sazonada y el juego de sabores frescos. Son la muestra de la riqueza compartida entre culturas vecinas.